Siempre ocurre lo mismo: cuando alguien (normalmente mujer) se entera de que entre mis aficiones está pasar un tiempo jugando a la consola (y no precisamente al Wii Sports, que también) se le queda más o menos esta cara:
Tras recuperarse del shock, empiezan a soltarme toda una serie de razones por las que yo no debería ser gamer: ¡pero si es para niños pequeños y tú eres muy madura! ¡no eres una machorra! y un largo etcétera. Luego termino por ser la «friki» del grupo, a pesar de que no sea aficionada a Star Trek ni a Star Wars o vaya a convenciones disfrazada de Leia. Y si a eso le añades que me gusta la tecnología y la informática, pues doblemente friki. En fin…
Pero este post no es para hablar de los estereotipos que rodean a los gamers, de eso ya hablaré largo y tendido en otra entrada. Aquí os contaré cómo empecé en el mundillo y por qué.
Tengo suerte de haberme iniciado con la tecnología desde muy pequeña. El primer ordenador que usé entró en mi casa en 1994, cuando tenía apenas ocho años: mi hermano estaba estudiando Teleco y lo necesitaba para sus prácticas. Pero claro, como todos sabemos, al final acabamos usando los PCs más para cualquier otra cosa que no sean los estudios, y todas las semanas teníamos disquetes (y luego CDs) repletos de juegos que mi hermano intercambiaba con sus compañeros de facultad: clásicos de recreativo como el Pac-Man o el Tetris, juegos de plataformas como The Lost Vikings (mi favorito) y simuladores de la Sega Mega Drive. Así me pasaba las tardes después de los deberes del colegio, viendo cómo mi hermano jugaba y esperando que acabase para poder usar yo el teclado. Hacíamos competiciones con el Carmaggedon (y no, no acabé siendo una psicópata de mayor, Jack Thompson) y el Pinball, y hasta mi hermana se unía.
Siempre se dice que los videojuegos son perjudiciales porque aíslan a la gente, y en mi experiencia puedo decir que ha sido todo lo contrario: gracias a los videojuegos mis hermanos y yo pasábamos mucho tiempo juntos y muchos de los recuerdos felices de mi infancia son de estas maratones de juegos, también con vecinos de mi bloque. Ahora que hemos crecido yo soy la única que sigue conservando esta afición, y los videojuegos siempre tendrán un lugar en mi vida por aquellos momentos que pasamos juntos.
Hasta 1997 no descubrí que los videojuegos no eran sólo para pasar el rato en familia o con amigos, divertimentos casuales, sino que en sí mismos podrían constituir un mundo que una persona sola podría explorar a su antojo. Fue la época en la que los juegos empezaban a ser más complejos, que el modelado en 3D ya no daba monigotes sino personas y entornos más reconocibles. Un buen día mi hermano trajo un CD con los últimos videojuegos, entre los que se encontraban Tomb Raider y su segunda parte, y empezó a jugar al II porque era más reciente. Y aquí, realmente aquí, fue donde se forjó mi trayectoria como gamer: tenía una personaje, Lara Croft, que respondía a mis órdenes con el teclado a la perfección, que realizaba movimientos como ningún otro y se encontraba en un entorno nunca antes visto.
Tomb Raider causó una auténtica revolución en el mundo de los videojuegos, pero no sólo por Lara Croft y sus grandes pechos, como muchas pseudofeministas que no han cogido un mando de consola en su vida suelen decir (ya les dedicaré una entrada también), sino por ser el primer videojuego que creó un mundo en 3D lo suficientemente complejo y un personaje cuya versatilidad era inaudita. No en vano prácticamente todos los videojuegos actuales, especialmente los de acción y aventuras, le deben mucho a Tomb Raider, empezando (obviamente) por Uncharted y terminando por la saga Batman Arkham, cuyas mecánicas son totalmente familiares ;)
De ahí hasta 2009 fui sobre todo una jugadora de PC, quitando la PSP que por aquel entonces sólo usaba ocasionalmente ya que no estaba muy acostumbrada al mando de las consolas. Aparte de jugar a todos los Tomb Raiders habidos y por haber (varias veces), me gustaban los juegos de estrategia, esos en los que vas explorando un mapa que al principio estaba negro: ¡nunca sabías qué te podrías encontrar dos pasos más allá! También pasaba horas jugando al Collin McRae Rally y teniendo claro que de mayor tendría un Toyota Corolla :P En la universidad me compré una Wii, que ahora tengo casi abandonada por la poca variedad de juegos que tiene y el parecido entre los mismos.
2009 fue el «punto de no retorno» del videojueguismo, por así decirlo: tuve la oportunidad de jugar y habituarme a la PS3 de mi novio, sistema que se ha convertido en mi favorito desde entonces. Ni que decir tiene que el primer videojuego que probé ahí fue Uncharted, y una vez me habitué al mando ya no había quien me apartara de él. Actualmente soy socia de PlayStation Plus y mensualmente me bajo todo juego interesante que pille (este mes tocó The Cave, un original juego de plataformas y puzles del diseñador de The Secret of Monkey Island). Si sois jugones y tenéis esta consola os recomiendo totalmente que os apuntéis. Comentar también que desde el año pasado soy la orgullosa propietaria de una PS Vita: me la compré para jugar al Uncharted: Golden Abyss y curiosamente fue de los que menos me gustó en esa plataforma, pues la creatividad y el humor de Little Big Planet me tienen enamorada, por no hablar del original (y raro) Gravity Rush.
¿Qué títulos destaco de los últimos años? Pues aparte de Uncharted y Batman Arkham, que tienen un motor físico impresionante, me ha enamorado la saga Mass Effect, y curiosamente no soy muy aficionada a los RPGs, pero me encanta el hecho de crear tu propia historia y que el universo y los personajes sean tan complejos. En serio, si no habéis jugado, tenéis que hacerlo: es alucinante la cantidad de planetas y escenarios totalmente diferentes que se pueden explorar, por no hablar del hecho de que realmente conectas con tus compañeros de viaje, ¡y eso que no existen!
Tampoco pueden faltar en la lista Ico, un precioso juego de plataformas; Heavy Rain, un novedoso y envolvente juego cinematográfico y Grand Theft Auto IV, un sandbox en el que puedes hacer cualquier cosa que imagines (aunque, en mi opinión, el más reciente Sleeping Dogs las haya implementado mejor). Y sí, aunque al principio tenía serias dudas de que el reboot de Tomb Raider funcionaría, me ha encantado: un Uncharted con un combate más dinámico y un mundo más abierto, eso sí, la historia deja mucho que desear…
Y esto es todo, espero que la parrafada os haya servido para conocerme un poco más.
¡Nos vemos en la siguiente entrada!